Historia

El barrio Siete de Agosto está delimitado por la calle 63F, calle 68, carrera 21, y carrera 27A, en la ciudad de Bogotá. Es uno de los puntos más reconocidos de la localidad de Barrios Unidos, debido a que este se ha posicionado como el epicentro de reparación de vehículos y venta de autopartes. Además, de que en este se encuentra una de las plazas de mercado más antiguas, con más de 30 años de tradición e historia (Cien Cuadras, n.d.).

Dentro de la plaza se encuentran más de 70 puestos de venta. Uno de estos es atendido por Manuel Guillermo, vendedor de papas en la plaza, que heredó el negocio indirectamente de su abuela. Manuel relata que hace ya mucho tiempo, Nemesio Camacho donó el terreno donde actualmente se encuentran los locales a gente que los necesitaba (IPES Bogotá, 2017). Éstos primeros vendedores atrajeron muchos clientes y fueron popularizando la plaza. Al pasar el tiempo, la plaza se volvió un patrimonio y los locales se volvieron herencias para sus futuras generaciones. En este momento, hay dueños de locales que empezaron hace tres generaciones (es decir, con sus abuelos). Sin embargo, siguen siendo zonas de mercado económico y de estilo menos premium que un Carulla, por ejemplo. A causa de esto, siguen manejando precios de mercado más de primera mano.

Metodología

Esta exploración del territorio se basó en tres partes. En primer lugar, tuvimos un acercamiento hacia los locales de la plaza y sus trabajadores. Luego, al darnos cuenta de los restaurantes de alto nivel que poseía la zona, y la relación directa que estos tienen con la plaza, decidimos tomar ese camino. Para después, enfocarnos solo en el restaurante de Gula, ubicado en las cercanías de la plaza.

De la mano de la comunidad local, buscamos realizar un análisis de múltiples decisiones de diseño (sean conscientes o difusas) tomadas por la quienes son el cuerpo y alma de la plaza y su comunidad aledaña, con las cuales han transformado y fomentado el desarrollo personal y colectivo de la zona. Estas son, por ejemplo, las adaptaciones a las nuevas clientelas: desde la decoración y apariencia, hasta la oferta en la plaza y en el menú.

Su transformación gastronómica

Desde hace un par de años, la popularidad del barrio se ha expandido debido a los restaurantes de alta cocina que se han posicionado allí. Entre estos están La Trattoria de la Plaza y La Tapería de la Plaza de André Tarditi; Gula, de Andrés Nieto; La Chichería Demente, de Nicolás Wiesner; y La Negrita, de Rosalba Cañón.

André Tarditi y La Trattoria de la Plaza

Los restaurantes de André Tarditi están haciendo que la zona se convierta en una zona gourmet, según la revista Semana (2019). Esto ha permitido que la zona tenga más tránsito, lo cual ha mejorado la seguridad, la cantidad de clientes, los negocios como por ejemplo los parqueaderos y en algunos aspectos más superficiales han llegado a tener buenas asociaciones entre los locales de la plaza y los restaurantes del chef ítalo-brasileño, en el marco de una relación de proveedor-cliente que promueve el desarrollo económico de ambas partes.

El restaurante insignia de Tarditi se ubica al costado sur de la plaza de mercado, calle 66 # 22-45. Su éxito es de tal magnitud que connotados chefs y reconocidos empresarios del mundo de los restaurantes van a almorzar ahí. A criterio de Tarditi, su éxito es debido a la calidad de los alimentos, a la buena relación calidad-precio de los platos y al cálido ambiente del lugar. A pesar de que su reconocimiento le permitiría ocupar un local en alguna zona restaurantera de Bogotá, él argumenta que no piensa cambiarse de lugar: “… el Siete de Agosto es un barrio increíble: de gente trabajadora, solidaria, comprometida y genial. No pienso irme de aquí. No quiero entrar en ese micromundo de la gastronomía clásica en Bogotá. No quiero eso. Lo que me interesa es la calidad de la comida y poder innovar. Y el Siete de Agosto me permite hacer eso” (Vargas Silva, 2015).

Ups… Creé un restaurante

Durante la consolidación de la Trattoria, André Tarditi nunca pensó este sitio como un restaurante. La historia del restaurante empieza tras la quiebra de su negocio de importación de alimentos en 2009, motivo por el cual vió obligado a hacer cambios radicales en su vida (Las2orillas, 2015). Por sugerencia de un amigo, André inicia un servicio de catering desde la cocina de su casa. Tras ver su negocio crecer más allá de las capacidades de su cocina, André empieza la búsqueda de un espacio propicio para formalizar su negocio de catering, ya que su sentido práctico le indicaba que ya no era apropiado operar un negocio de gran escala desde su cocina personal.

Así fue como llegó a una bodega el 7 de Agosto, con el objetivo práctico de ubicar su cocina oculta allí, aprovechando su cercanía a la plaza para asegurarse de abastecerse con ingredientes de primera calidad, con agilidad y economía (Semana, 2019). Así pues, lo tomó en arriendo y expandió sus operaciones. Este espacio, que antiguamente era un club de billar, ahora era una pequeña cocina oculta con 4 mesas.  

Tras un año de haber ocupado este espacio, André toma nota de la sugerencia dada por sus conocidos, que le pedían ofrecer alimentos en el sitio. Por este motivo, él dispone de su sentido creativo para darle un uso comercial al espacio industrial con el que ya contaba: su cocina oculta. Así es como nace “La Trattoria de la Plaza”. Este espacio de bodega en un segundo piso, que antiguamente era un club de billar, ahora era una pequeña cocina oculta con 4 mesas de segunda mano. Con el paso del tiempo, su clientela en el restaurante creció, y así, este fue acaparando el área que, en un principio, era destinada al catering.

Andrés Nieto y Gula

Aunque en un principio la idea abrir un restaurante en el 7 de Agosto no fue de agrado para Andrés, fue su dedicación, espontaneidad, y creatividad lo que le permitió transformar Gula en el fructifero negocio que es hoy en día.

Gula abrió sus puertas en el 2019, en una bodega que antes fue taller de mecánica, ubicada al respaldo de La Trattoria, en la calle 65 # 22-32 . Se especializan en comida “gringa colombianizada”, como el pollo y el cerdo, los chicharrones, las alitas, el sándwich de pollo apanado (un ícono del lugar), y las hamburguesas. La intención del restaurante es aportar al barrio y mostrar su esencia, por lo tanto, los ingredientes de sus platillos provienen de la plaza de mercado.

Acogida por sorpresa

Antes de iniciar Gula, Nieto tenía un servicio de catering que operaba desde la cocina de Rosa Poderosa, un bar de un amigo. Las ideas innovadoras que él implementaba con sus clientes le trajeron grandes éxitos en su servicio, como por ejemplo, una licitación de la marca Corona por una idea que tuvo de usar las baldosas como platos para servir, así ganándole a chefs muy reconocidos a nivel nacional e internacional (Nieto, 2023).

Tras la inconformidad del dueño del bar por los precios de sus arriendos, este se une con un publicista conocido en los medios bajo el apodo “El Burro”, para desarrollar la idea de comida originaria de Luisiana en el Barrio Siete de Agosto. Ellos dos le propusieron la idea a Andrés, que estuvo de acuerdo pero bajo ciertas condiciones que impuso, una de éstas, era que el restaurante tuviera un menú inspirado en la zona, es decir, que fuera colombianizado y con productos que vinieran directamente del barrio. Por otra parte, también exigió que el restaurante fuera libre de pretensiones, es decir, que fuera apto para todo tipo de gente sin importar el nivel socioeconómico. Por último, pidió que los empaques y los emplatados también fueran de la zona (Nieto, 2023). Con este motivo en mente, Andrés explora el barrio por primera vez, para conocer el local (que antiguamente era un taller de carros y una imprenta) y relacionarse con los vendedores de la plaza.

Al iniciar las remodelaciones del espacio, los socios entraron en el dilema de sí era mejor iniciar con una construcción nueva en el predio, o adaptar la bodega ya existente, dado que este no era adecuado para ser un restaurante.

Andrés insiste en mantener la construcción, para “construir” su concepto en torno al “trabajo de una bodega”, y para garantizar que el espacio sirviera para cualquier otro negocio en caso de que el restaurante no fuese exitoso. Con estas motivaciones en mente, decidieron dejarlo como está actualmente, con una puerta amplia y un techo alto con tejas, y al poco tiempo abren.

Desde los primeros días de apertura, el restaurante se convirtió en un éxito, tanto en días hábiles como en fines de semana. Esto fue una grata sorpresa para Andrés, quién esperaba no tener muchos clientes al principio y que los fines de semana fueran quietos por las dinámicas de la zona. Hoy en día, el restaurante atiende hasta mil personas en total por cada fin de semana (Nieto, 2023). Con este éxito, los socios quisieron extenderse a otras ideas, por lo que abrieron la taquería, un concepto colombo-guadalajareño. Pero, poco después de la inauguración de éste nuevo restaurante, llegó la pandemia y con ella el cierre del mismo.

Del plato a tu casa

El inicio de la pandemia tomó por sorpresa a los socios de Gula: los tres tuvieron que rápidamente encontrar la manera para salvar a “Gula”. para esto desarrollaron la campaña “Del plato a tu casa”, que consistía en dar clases de cocina a través de Zoom, para que los clientes pudieran hacer los platos del restaurante en su propia casa. Pero, como ya se ha mencionado, el Chef Andrés es muy consciente de la zona que habita su restaurante, por lo que en la iniciativa él enviaba los ingredientes a las casas de los clientes y todos estos eran provenientes de la Plaza del 7 de Agosto (Nieto, 2023). En compañía a cada uno de los ingredientes, el cliente recibía una tarjeta que indicaba el puesto en la plaza del cual origina el ingrediente, con los datos de contacto, para promover una póstuma compra y relacionamiento con el comercio tradicional de la zona.  

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Estas estrategias que implementó Gula durante la pandemia se pueden analizar por medio del diseño triple, a través de la perspectiva teórica de “Diseño como prácticas y actividades de valor añadido”.

Por un lado, en el diseño de organizaciones, por medio de las interacciones virtuales, Andrés logró reinventar su negocio al mantener contacto con diferentes usuarios, sus clientes y proveedores. Un gran porcentaje de los ingredientes fue adquirido exclusivamente de los proveedores que eran directamente de la plaza, permitiendo crear platos nuevos y seguir enviando por pedido. También, con la actividad de clases de cocina por zoom, logró generar una nueva experiencia para vivir las recetas de su restaurante e involucrar a los clientes en la práctica, "Ven te enseño, ven te muestro". De ésta manera creció su negocio ampliando sus métodos a diferentes campos que no hubiera explorado si no fuese por la necesidad de adaptarse a la circunstancias. Desde el diseño del espacio Andrés cambió del formato físico a virtual. Esto le trajo un fuerte valor agregado a su negocio, ya que permitió que sus empleados continuarán trabajando en nuevas áreas de necesidad a pesar de las condiciones de la pandemia. Por último, el diseño de tecnología. Andrés se ajustó a las nuevas necesidades del cliente (no salir de su casa) posibilitando que sus proveedores fueran conocidos por sus clientes, para que así ellos interactúen con la comunidad de la zona y lograron aumentar la adopción de clientes de alto estrato a los locales del sector.

Andres, al implementar estas 3 estrategias de diseño, organización, espacio y tecnología, pudo sacar adelante su negocio y las personas involucradas, aplicando las estrategias de reinvención y transformación a las plataformas virtuales y cambios en actividades rutinarias. La combinación de las tres prácticas en simultáneo permitió la evolución y adaptación de sus planes a los efectos de “prueba y error” con el fin de encontrar la implementación adecuada de estos en el cambio drástico de comportamiento pandémico.

Actualidad

El barrio es un lugar de contrastes: están los locales de la plaza de mercado, los restaurantes para todos los presupuestos, las salsamentarias, las tiendas de desechables plásticos, las tiendas marroquineras, los talleres de carros, las ventas de bicicletas, y los moteles. Por esto, la zona se ha mantenido como un centro de actividad económica muy importante para Bogotá, pero ahora con un fuerte atractivo para las demografías más acomodadas de la ciudad.

La inclusión de atractivos de alto costo ha conllevado la ocurrencia de fenómeno de gentrificación en la zona, que, junto con la elevada inflación de la economía colombiana, conlleva a un aumento significativo de los costos administrativos que el IPES le cobra a los mercaderes.

Dinámicas entre los mercaderes - Análisis comportamental

Se documentaron las interacciones entre la comunidad de la plaza sin condicionarlos por el marco de la investigación, por medio de la metodología de observación, documentación visual, fly-on-the-wall y focus group. De esta manera, se hallaron observaciones y patrones de comportamiento, y posteriormente se corroboraron estos hallazgos con la comunidad.

Por un lado, al implementar el recurso de etnografía pudimos observar las relaciones entre los mismos vendedores, con los clientes y el servicio que cada uno de estos les ofrece, la atención. Pudimos identificar comportamientos de competencia, envidia y egoísmo entre los vendedores, debido a la alta oferta, ya que todos venden lo mismo, pero cada uno de los locales tiene algo que lo diferencia de los demás (organización de los productos, venta de productos específicos, etc.), cada uno intenta resaltar sobre los demás. Por otro lado, al implementar el recurso de focus group, pudimos comprobar que las observaciones eran correctas, y por medio de las preguntas, logramos acercarnos a los vendedores aprendiendo sobre su historia trabajando en la plaza. Muchos de los locales han sido heredados de generación en generación, por lo cual ellos cuentan que el ambiente ha ido cambiando y creciendo al igual que el barrio. Muchos cuentan que esto se debe a los restaurantes de alto nivel que se encuentran en los alrededores de la plaza, lo cual ha llamado mucho la atención de los ciudadanos y ha popularizado al barrio.

Adaptación iterativa de la oferta de acuerdo a la demanda de los nuevos clientes

El diseño iterativo permite a los vendedores de la plaza adaptar sus productos teniendo en cuenta, las características y funcionalidades que resuenan con los usuarios, al satisfacer las necesidades del comprador. En este caso el proceso iterativo coloca la experiencia del usuario en el centro del desarrollo del producto. Por ende, en nuestra investigación, los ciclos iterativos son un recurso clave porque, sin darnos cuenta, interiorizamos de qué manera esta herramienta se lleva a cabo con cada mercader. Estos múltiples puntos de contacto con el consumidor le permiten comprender a los vendedores las experiencias actuales, al intercambiar ideas sobre soluciones y así poder optimizar los conceptos de sus productos. Este enfoque ayuda a fortalecer la comprensión y empatía por los clientes porque participan en el proceso, en lugar de permanecer a distancia. Los conocimientos iterativos ayudan a llenar los vacíos de los métodos de investigación cuantitativos: pues ayudan a comprender lo que piensan sus clientes. La investigación cualitativa responde a los "por qué" que resultan de la investigación en este mercado. Así mismo, el ciclo iterativo permite profundizar y ampliar su alcance con su público objetivo para comprender realmente lo que quieren sus clientes. Finalmente, el objetivo con este planteamiento sería poder ver todo con ojos distintos para que así podamos recoger más información de calidad y tener una visión más completa de esa comunidad.

Beneficios simbióticos gracias a la función social del diseño

Los restaurantes nuevos y vanguardistas en proximidad a la plaza de mercado parecieran a simple vista un factor de exclusión social, pero, al contrario, resulta siendo promotor de la inclusión al fomentar la visita de altos estratos a la zona y así conozcan su valor, y permitirles a los vendedores de la plaza tomar el rol de comensales de honor en los restaurantes a los que proveen. Este fenómeno promueve la transformación positiva de la comunidad, al abrir la oportunidad de expandir la clientela de los vendedores de la plaza y alrededores. Esto trae consigo la oportunidad de ampliar su oferta de mercado y de gastronomía, cautivando un segmento aún mayor del mercado. Así también, se le provee a los altos estratos de un nuevo recurso previamente inexplorado (las plazas de mercado) y que les traerá grandes ahorros económicos y conciencia sociocultural.

Por último, el impacto que Gula ha tenido en el barrio, Andrés lo considera positivo, ya que ha hecho homenaje a la plaza al usar los productos que ellos venden y llevarlos a la mesa de su restaurante. A pesar de que no ha podido mantener este homenaje en su totalidad debido al aumento de los precios en la plaza, lo cual no le conviene y tuvo que buscar más proveedores.

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Efectos de la multiculturalidad de la zona

En el contexto en el que estamos abordando la investigación hay una variedad de culturas y de experiencias. Desde el principio, nos llamó la atención como el barrio era tan diverso a nivel sociocultural y que esto se prestaba para algo interesante, puesto que esto causa que dentro de un mismo territorio haya realidades con mucho contraste. Una de las principales representaciones sociales que pudimos identificar fue la importancia de la diversidad cultural como valor y como recurso; que la expansión internacional es para pocos; y que existe una comunicación como proceso de construcción compartida. Con esto en cuenta, la multiculturalidad es un concepto que abarca este interés que teníamos, pues se topan las culturas de la plaza, con las culturas de los restaurantes y con las culturas de aquellos que visitan ambos lugares. En primer lugar, están las culturas de la plaza, que son en su mayoría vendedores que han heredado sus negocios de manera familiar. En segundo lugar, están las culturas de los restaurantes, que son de comidas de países distintos y con dueños de culturas muy distintas. Por ejemplo, el chef Tarditi, que es italobrasileño por sus padres y colombiano de nacimiento y el chef Nieto, un bogotano que se dedica a fusionar comida americana con colombiana. Esto nos hace pensar que las personas que participan directamente en interacciones interculturales se encuentran en un constante proceso aprendizaje no sólo de conocimientos técnicos. Sino de competencias interculturales que se desarrollan y se relacionan con la cosmovisión abierta y de negocio, pues cambia la forma de comportamientos y relaciones. Por ende, se puede decir que la diversidad cultural se considera uno de los pilares fundamentales de esta plaza de mercado, dado que la interacción intercultural es muy rica, pero hay que cultivarla siempre y es agotadora, pero trae sus recompensas.

Vida colectiva

Gula se fundó hace 3 años este ha tenido gran impacto en la zona, lo cual ha creado diferencias y potencias en la construcción de la comunidad. Por un lado, es un restaurante de alta cocina cuya imagen, precios y clientes rompe con la estética y la esencia del barrio, ya que no comparte las raíces y tradiciones de la comunidad. Sin embargo, su presencia es productiva puesto que este ha generado vínculos con los mercaderes locales, los puestos de la plaza, fomentando la interacción social. Además, ha adquirido el pensamiento de “dar a la comunidad”, al intentar romper con la resistencia impuesta por el barrio, ya que quiere adaptar aspectos, tales como su menú, para adentrarse más en este y aprovechar sus alcances para promover el sector, con sus productos e imagen desde la atracción de clientes de otras zonas de bogotá, ayudando a la economía y al reconocimiento del barrio, por ejemplo en pandemia, Andrés creó una iniciativa en donde los ingredientes de sus platos eran todos de la plaza y eran enviados con una tarjeta que indicaba el puesto de donde provenían, dándole reconocimiento al barrio. Consideramos que Gula puede ser un potencial competidor para los “restaurantes de barrio” pero descartamos su impacto negativo, ya que logra aportar a la comunidad. A pesar de ser un invasor, este ha puesto de su parte para pertenecer a la comunidad a su manera.

Fusión de imaginarios para una nueva realidad

En el barrio 7 de agosto hay un contraste entre las realidades y el imaginario colectivo. Por un lado, concluimos de percepciones de la gente que creen que el barrio 7 de agosto es un lugar abandonado, pobre, sucio y tosco. También piensan que es económico y casual. Por otra parte, pudimos ver que esto no es completamente real, ni siquiera dentro de la misma plaza que es el lugar tradicionalmente famoso. Por ejemplo, presenciamos que es una zona con lugares exclusivos que implican status social, reconocidos, costosos y limpios. Sin embargo, el colectivo social ha tenido un gran impacto pues ha hecho de éstos supuestos mencionados al principio convertirse en una realidad, ya que están construidos por experiencias personales reales o interacciones indirectas con el mismo barrio. Además, está el hecho de que es una zona en transición y, como habíamos mencionado desde el principio, se encuentra en medio de un fenómeno de gentrificación muy notorio, lo que implica que poco a poco irán cambiando éstas percepciones porque la gente tendrá nuevas interacciones con el barrio que crearán un nuevo imaginario colectivo.

Polimorfismo visual

Los restaurantes ubicados en los alrededores de esta zona también presentan un contraste entre el glamour y lo inelegante. Por un lado, algunos de los restaurantes ofrecen platos exóticos y sofisticados, con una presentación elegante y cuidadosa. Algunos de ellos incluso cuentan con decoración moderna y elegante, música ambiental y una atmósfera sofisticada que puede dar lugar a un ambiente glamuroso. Además, estos restaurantes a menudo atraen a una clientela diversa y cosmopolita, lo que aumenta aún más su atractivo y prestigio. Por otro lado, otros restaurantes pueden tener una apariencia más descuidada y poco atractiva. Estos lugares pueden tener una decoración descuidada y un ambiente ruidoso y concurrido. Los platos ofrecidos pueden ser más simples y presentados de manera más informal. Además, algunos de estos restaurantes pueden estar ubicados en edificios viejos o en zonas no muy limpias, lo que puede hacer que algunos comensales se sientan incómodos. En resumen, los restaurantes pueden variar ampliamente en cuanto a su apariencia, higiene y atractivo. Algunos de ellos pueden ser elegantes y sofisticados, mientras que otros pueden ser menos atractivos y carecer de elegancia.

El detalle va primero

Los detalles de Gula van hasta en la vajilla del restaurante para que esta sea completamente representativa del barrio. Por otra parte, Andrés es muy detallista a pesar de ser espontáneo. Es el tipo de persona que tiene "un orden en su desorden", por ejemplo, en su catering trabaja a manera de una agencia de publicidad, para crear el servicio perfecto dependiendo del tipo de evento. No atiende igual a una marca que está haciendo un lanzamiento para una nueva colección de ropa que a una que está mostrando los últimos modelos de la colección anterior. Este tipo de comportamientos también se ven en detalles en la carta del restaurante, para la cual hizo una invitación para hacer pruebas de los platos que iba a incluir en Gula. Incluso hizo obligatorio que los invitados dieran su opinión y usó sus comentarios para desarrollar los platos que se incluirían en la carta final. Encima, pensó en los tiempos que tiene la gente para ir a almorzar en su restaurante, que tiene dinámicas específicas, pues la gente lo usa para almorzar al salir de sus trabajos, lo cual implica un tiempo limitado.

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La propuesta de Andrés consistió en un lugar “sin pretensiones”, donde personas de todo contexto puedan compartir y ser bienvenidas: desde obreros hasta ejecutivos, y desde jóvenes hasta ancianos. Logrando así, darle a la comunidad un lugar de integración multicultural y contextos socio-económicos. Esto lo logra a través de varios aspectos. En primer lugar, diseña una carta diferente, pero para entendimiento de todos. Manteniendo un lenguaje común, coloquial para los colombianos, que facilita ser entendida por personas de cualquier nivel educativo. En segundo lugar, sus platillos poseen sabores autóctonos con preparaciones innovadoras, con las cuales vincula a los amantes de la tradición, mientras mantiene el interés de aquellos comensales más exigentes. Por otro lado, su rol de contribución simbiótica al desarrollo del sector ha causado que los habitantes de la zona lo recomienden constantemente a la población flotante que los visita.

Por último, en cuanto a la decoración del lugar, este recupera aspectos típicos de una zona industrial como lo son las estructuras metálicas, portones de camión y baldosas retro, que recalcan el valor funcional del espacio. En simultáneo, incorpora la atención al detalle y pulcritud de un restaurante de lujo, por medio de su fuerte identidad gráfica, calidad del servicio a la mesa, y armoniosidad entre todas las personas y elementos que habitan este espacio y su entorno circundante. Adicionalmente, al incorporar elementos que provengan de contextos tan amplios, se propone vincular a sus visitantes por medio de las experiencias pasadas que puedan ver materializadas en dichos elementos.

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Conclusiones

Los trabajadores de los locales en la plaza son como una gran familia, muchos de estos llevan generaciones vendiendo sus productos. A pesar de la alta oferta, lo cual hace que el ambiente laboral se torne competitivo, estos han sabido mantener los negocios separados de su amistad, por lo que la mayoría se ayudan entre ellos y mantienen una competencia sana. Cada local tiene su forma de atraer la atención de los clientes, ya sea con la organización del puesto o con la presentación de sus productos, lo cual le permite a cada local tener detalles que lo diferencian de los demás.  

Los restaurantes que se han posicionado en los últimos años en el 7 de Agosto han llamado la atención de diferentes núcleos de la sociedad, lo cual ha aumentado la popularidad, por ende la economía del barrio y su seguridad. Además, mantienen fuertes vínculos con los locales de la Plaza, ya que estos les compran sus productos para la preparación de los platillos. El restaurante La Trattoria fue el pionero en encontarle al barrio potencial, lo cual generó que otros restaurantes tales como Gula, se impulsaran a emprender e invertir ahí.

Gula se caracteriza por su propuesta única de preparaciones que pretenden ser cercanos a la comunidad del barrio, e interesantes para cualquier público. Esto le ha permitido hacerse parte de la comunidad, ya que ha logrado que este espacio se convierta  en un lugar de recurrencia, o “sin pretenciones”, como dice Andrés. Otro punto a su favor, es que este diseña con piezas que se encuentra en el barrio, apoyando a la comunidad. Por medio de estas ideas de diseño y estos actos de integración, pudo romper con la resistencia del barrio, al hacer labores sociales que le han permitido volverse amigo de la comunidad y poner su granito de arena para su progreso.  

Referencias

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